¡Jerusalén, Jerusalén!… He aquí vuestra casa os es dejada desierta.
Mateo 23:37,38
Bajo el cielo azul de Israel
Brillan, brillan las estrellas
Y en la noche tan serena,
Brilla la luna en el mar.
En lo alto se divisa
La grande Jerusalén,
La ciudad de los profetas,
De los reyes de Israel.
[: Jerusalén, Jerusalén,
¡Ay de ti, Jerusalén! :]
Lo más grande de tu gloria
Es el Santo de Israel,
El Mesías prometido,
Que tu Dios te levantó.
Pero tú, indiferente,
Rechazaste su amor,
Vida eterna prometida.
A su pueblo se humilló.
[: Jerusalén, Jerusalén,
¡Ay de ti, Jerusalén! :]
Ya no brillan las estrellas,
Hasta el sol se oscureció.
Es la hora de su muerte,
Para el Santo de Israel.
Sube la cuesta al Calvario,
Resignado el Cristo va,
De sus sienes va sangrando,
A su cruz se abraza más.
[: Jerusalén, Jerusalén,
¡Ay de ti, Jerusalén! :]
«Yo te ruego, Padre mío,
Desde el árbol de la cruz,
Que tú guardes a los míos
De este mundo de maldad.»
«Hijo mío, no te olvides
Que mi sangre derramé;
Por el precio de tu alma
Ya mi vida entregué.»
[: Jerusalén, Jerusalén,
¡Ay de ti, Jerusalén! :]