A ti, alma, te digo despierta,
No desoigas de Cristo su llamado,
Hace tiempo que golpea a tu puerta
Y te dice: «abandona el pecado»

Ven, pues,
Que a beber te llama
Agua de la Viva Fuente;
No aguardes a mañana,
Hoy te invita Jesús, dulcemente.

Él te quiere arrancar de los vicios
Y tenerte por su hijo amado,
Por tu alma llegó al sacrificio,
Por tu culpa él fue crucificado.

Ven, pues,
Que a beber te llama
Agua de la Viva Fuente;
No aguardes a mañana,
Hoy te invita Jesús, dulcemente.

Pecador, no desprecies su amor,
Hoy acude a lavarte con su sangre;
No desprecies a tu Salvador,
De limpieza tu alma tiene hambre.

Ven, pues,
Que a beber te llama
Agua de la Viva Fuente;
No aguardes a mañana,
Hoy te invita Jesús, dulcemente.

No le dejes en vano llamar,
Hoy mismo ábrele tu corazón,
No le hagas más tiempo esperar,
Hoy recibe de Cristo el perdón.

Ven, pues,
Que a beber te llama
Agua de la Viva Fuente;
No aguardes a mañana,
Hoy te invita Jesús, dulcemente.

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