Día en día Cristo está conmigo,
Me consuela en medio del dolor.
Pues, confiando en su poder eterno,
No me afano, ni me da temor.
Sobrepuja todo entendimiento
La perfecta paz del Salvador;
En su amor, tan grande e infinito,
Siempre me dará lo que es mejor.

Día en día Cristo me acompaña
Y me brinda dulce comunión.
Todos mis cuidados él los lleva;
A él le entrego mi alma y corazón.
No hay medida del amor supremo
De mi bondadoso y fiel Pastor.
Él me suple lo que necesito
Pues el Pan de Vida es mi Señor.

Oh Señor, ayúdame este día
A vivir, de tal manera aquí,
Que tu nombre sea glorificado,
Pues anhelo honrarte solo a ti.
Con la diestra de tu gran justicia
Me sustentas en la turbación;
Tus promesas son sostén y guía
Siempre en ellas hay consolación.

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