¿Oyes cómo el Evangelio
Al cansado ofrece paz?
Pues, seguro, ¡oh alma mía!
La promesa a ti se da.
Bien alguno en mí, no veo,
Corrupción tan solo hay;
Yo, cansado y afligido,
Busco alivio con afán.

En el arca, la paloma
Encontró do reposar;
Para mi alma atribulada,
El Señor, arca será;
Combatido vengo y crece
El diluvio, sin cesar,
Ábreme Jesús, y en vano
Rugirá la tempestad.

Amparada ya en tu seno,
Puede el alma respirar,
El reposo que promete,
Siempre da segura paz.
¡Oh, cuán dulce en mis oídos
Fue tu acento celestial!:
«Ven a mí, ven que el descanso
Solo en mí podrás hallar.»

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